Composición tema: Fractales



Hasta ahora nunca me han preguntado qué es un fractal, pero por si acaso intentaré explicarlo.

En principio, se trata de algo siempre tan precioso aunque nunca tan grave como el universo que le da abrigo. Cualidad del fractal es la repetición, tanto de aquello que lo hermosea como de sus accidentes. A su cuerpo lo conforman minúsculos arrepentimientos que se empecinan hacia el infinito.

El fractal nace de la captura del parpadeo, del éxtasis del instante. Su vida entera le puede ser arrebatada en un segundo de distracción por un tercero que lo perpetúe. Rara vez dice nada por sí mismo, apenas si persiste lo que el polen tras el aleteo de la mariposa. Su historia sólo encuentra valor en la consagración de sus reflejos.

Visto de abajo, parece que crece; contemplado hacia la lejanía, parece que se detiene. La evolución del fractal es algo que está en discusión. De una cosa sí depende el fractal, como del ámbar la luminaria: las Matemáticas. Sin ellas, su remolino queda librado al capricho de un cálculo impar.

Cuerpo luminoso que se percibe mejor en la oscuridad, aunque es dable esperar que prefiera la penumbra. Contemporáneo de la simetría, amante indeciso del caos y feroz enemigo del tiempo, frente a quien se rebela. La pertinaz observación al epicentro de su espiral acaba por saber a litio y oler a canela.

Al principio, puede cometerse el error de relacionar al fractal con el asombro del bebé; sin embargo nada más lejos de la razón que un fractal. Un fractal reflexiona, por cuanto su terco reflejo le viste y penetra.

Al adjudicarse la derrota del transcurrir, no puede hablarse de la muerte de un fractal.

Se sugiere su búsqueda en los prismas, en las diagonales, en el vértice roto de una gota y en la corona de los reyezuelos.-

Guille